“LA COMPOSICIÓN en PLASTICA Y VISUAL. Una
Unidad didáctica tradicional... ¿O no?”
Adela Mª Costas Díaz-Jara
¿Con qué nociones de lenguajes y saberes se está trabajando? ¿Cómo configuran el mundo? ¿En qué sentido lo hacen?... Con estas preguntas comenzaba una de las Mesas redondas de las Jornadas Internacionales TIC que, en Abril, se celebraron en Granada.
Cuestiones que son, realmente, difíciles de contestar y, aún más, cuando tienes una programación establecida con unos contenidos muy específicos para conseguir unos objetivos muy generales.
Esto me hizo reflexionar. Acababa de terminar la Unidad Didáctica de La Composición y, mis alumnos y, sobre todo, yo, estábamos realmente muy contentos, pero... ¿por qué?
Siempre me ha gustado la Historia del Arte y, durante dos años, tuve la suerte de poder transmitirla a mis alumnos. Desde entonces, me ha preocupado lo lejos que queda de la Plástica y Visual (por las pocas horas de esta última) y el desconocimiento de la misma por parte de ellos, siendo más sorprendente aún cuando ya están terminando Secundaria (el desconocimiento es de toda la Historia en general).
Unos alumnos que, además de no tener las mínimas nociones de Arte, tienen muy poco interés, en el fondo, por todo lo que proviene del aula y, sin embargo, su CULTURA VISUAL es enorme, independiente de la escuela y consumida con medios muy potentes y atractivos para ellos.
Por eso, desde hace algún tiempo, trato de enfocar determinados contenidos de la Educación Plástica y Visual hacia el Arte, hacia esa otra parte de la cultura que ellos no conocen, y más profundamente en determinadas Unidades Didácticas. La unidad de la Composición es una de ellas. Para hacerlo han sido necesarias algunas sesiones con diapositivas de Arte, consulta en la Biblioteca…
Este año, la posibilidad de hacerlo utilizando las nuevas Tecnologías, dado que trabajo en un Centro TIC1 (Tecnología de la Información y Comunicación), supuso un nuevo reto para mí y una gran oportunidad, pensando que podría recurrir a esa cultura visual que sé que tienen y, más que nada, a unos medios tecnológicos muy de moda para ellos.
Es decir, la posibilidad de que cada alumno disponga de un ordenador en el aula (para ser más preciso un ordenador para cada dos alumnos) permitía que lo que otros años se hacía consultando la biblioteca del Centro, mediante fotocopias y con diapositivas… cambiara, y los alumnos tuvieran acceso a la información necesaria a través de la Web, mediante presentaciones electrónicas, con su propio ritmo de trabajo…
Pero, volviendo a las cuestiones iniciales: ¿Por qué nos había gustado la experiencia? ¿Me había limitado a “maquillar” una Unidad Didáctica tradicional para hacerla más apetecible a mis alumnos? Esto hubiera sido cierto si sólo hubiera aprovechado el “poder” de la tecnología para “enganchar” a los alumnos, si la única diferencia entre una Unidad didáctica tradicional y una “tecnológica” se hubiera traducido en un teclado en lugar de un lápiz, en diferentes instrumentos para conseguir lo mismo...
Llegados a este punto habría que plantearse qué es lo que yo había querido conseguir, qué Objetivos me había planteado en la Unidad Didáctica. Esos Objetivos eran:
1 Valorar la importancia de la Composición en una obra de arte.
2 Saber “leer” una Obra de Arte desde un punto de vista objetivo y subjetivo.
3 Fomentar el interés y curiosidad por el Arte y la Historia.
4 Valorar las posibilidades creativas que ofrecen los nuevos medios tecnológicos para expresar y comunicar sentimientos e ideas.
5 Aprovechar las Nuevas Tecnologías para obtener información de forma responsable.
Pero... ¿de verdad es lo más importante de una Obra de arte su composición?. ¿O saber “leerla” objetivamente? Es más, ¿es posible?
Es, al menos, discutible que lo más importante, o lo que hay que saber de la Gioconda, sea que su estructura compositiva es triangular y es más discutible, aún, que saberlo sea útil para el alumno. No me refiero con esto a que el alumno le encuentre utilidad (¿quién no se enfrenta a la eterna pregunta del adolescente que quiere saber para qué tiene que aprender determinados saberes?) sino que yo misma, como docente, encuentre determinados contenidos de la escuela inservibles para ellos...
Sin embargo, el resto de los Objetivos sí configuran un mundo de saberes que puede ayudar a nuestros alumnos a:
o Conocer y apreciar el patrimonio natural, cultural, e histórico.
o Interpretar y producir con propiedad, autonomía y creatividad mensajes que utilicen códigos artísticos, científicos y técnicos.
o Comprender y producir mensajes orales y escritos en castellano, atendiendo a las peculiaridades del habla andaluza, con propiedad, autonomía y creatividad, utilizándolos para comunicarse y organizar el pensamiento.
o Relacionarse con otras personas e integrarse de forma participativa en actividades de grupo con actitudes solidarias y tolerantes, libres de inhibiciones y prejuicios.
Y sobre todo:
o Formarse una imagen ajustada de sí mismo, de sus características y posibilidades y actuar de forma autónoma.
También es muy importante el proceso de adquisición de esos Objetivos. Este proceso sí fue muy diferente al de una Unidad Didáctica tradicional:
Se empezó “negociando” con los alumnos dos tipos de trabajos, uno, el tradicional (que yo había hecho otros años) sobre Ritmo y Composición (equilibrio y movimiento), y otro, la posibilidad de trabajar desde el principio con ordenador, aplicándolo al Arte. La negociación no fue nada difícil: sin reservas, optaron por las Tecnologías.
Se trabajó utilizando el mejor recurso del Centro: la Plataforma Educativa. Esta es una página Web interactiva muy potente, que permite una intercomunicación muy fluida entre los alumnos y el profesor, que va variando constantemente (los alumnos “cuelgan” sus trabajos en ella y el profesor puede colocar actividades, evaluaciones y textos complementarios a la materia) y también permite llevar distintos ritmos en el proceso de aprendizaje (cada alumno va decidiendo, en cierto modo, que actividad realiza y cómo).
Desde el principio se colocó el Programa de la Unidad Didáctica: De esta forma el alumno sabía qué objetivos tratamos de conseguir, conocía desde el principio las fases del mismo y las tareas (con fecha establecida de entrega) y podía tener su propio ritmo u orden de trabajo.
Fue sorprendente apreciar que apenas había que motivarlos (cosa que no ocurría si se hacía a la manera más tradicional, con diapositivas y biblioteca). Estaban todos encantados de poder conectarse a la Red o aprender programas nuevos.
Al mismo tiempo, se les consultaron sugerencias con la apertura de un Foro en el que fueran dando su opinión tras las sesiones. La Plataforma permite una comunicación rápida y que todo sea consensuado. (En alguna de estas sesiones se añadió una Fase que no estaba prevista al principio, que consistía en la creación de una Página Web con los resultados del trabajo.)
El resto, es Historia. Valga decir que los alumnos disfrutaron, se sintieron protagonistas por tener sus opiniones y decisiones, fueron componiendo el resultado de sus trabajos en Impress (Presentaciones electrónicas de diapositivas) e incluso, algunos grupos, volcaron también el proceso en la red mediante la elaboración de una Página Web utilizando el programa de Guadalinex Composer.
Terminaron con Sesiones de exposición de los trabajos para el resto de la clase (Entre otras “actividades” más tradicionales como evaluación de contenidos y hasta de resultados...)
Y, volviendo a los Objetivos: ¿Han sido útiles algunos procedimientos?:
§ Realización de esquemas compositivos donde se pongan en práctica reglas de la composición.
§ Observación y análisis de la composición en obras plásticas de distintas épocas.
§ Interpretación plástica de una Obra de Arte.
§ Uso del ordenador para maquetar trabajos y presentaciones.
§ Utilización de la red como fuente de información en una investigación.
Puede que todos no, pero sí es un avance el cambio de una escuela más tradicional, con una comunicación unidireccional (profesor-alumno) fundamentalmente oral, a una en la que gran parte de los conocimientos (no todos) sean consensuados, donde no haya discursos de poder, donde se integren lenguajes y saberes emergentes que el alumno consume y con los que puede producir y construir su conocimiento.
En definitiva, el alumno se hace consciente y responsable de su propio aprendizaje y el profesor se convierte en el recurso principal del alumno: el activador del proceso y la guía que el alumno va necesitando, siendo, por tanto su función mucho más importante y compleja que la que había tenido hasta ahora.
Es posible que, como docentes, debamos plantearnos cuándo es necesario cambiar la Programación.
¿Es útil para nuestros alumnos lo que les enseñamos en el aula? O, como se debatía en Granada...
¿Qué saberes están hoy en día en la escuela y cuáles no? ¿Y por qué?
En mi opinión, quizás haya sido un error seguir “enseñando” unidades didácticas programadas y muy tradicionales (¿no están ya muy lejos Kandinsky y Arheim?)... Cuesta tanto cambiar...
Y respecto a la experiencia... han sido muchas las ventajas:
Los alumnos han mostrado interés por aprender, han sido capaces de expresar el resultado de su trabajo de forma ordenada y legible siendo creativos, y sobre todo, han conseguido exponerlo a los demás, haciendo que el trabajo realizado haya sido útil en la medida en que era una creación propia que se comunicaba al resto... Les ha hecho entusiasmarse.
Es el comienzo de un cambio... O ¿no?;-)
Amay Costas Díaz-Jara
Educación Plástica y Visual
1 Mediante una convocatoria pública, la Consejería de Educación de la Comunidad Autónoma Andaluza (España), ofrece a los centros docentes públicos que de ella dependen la posibilidad de convertirse en centro TIC. Es una convocatoria abierta a todos, aunque no todos obtienen ser centro TIC, ya que es superior el numero de solicitantes que el de actuaciones ofrecidas. En el caso del centro de este artículo, la Administración ha convertido todo el instituto en centro TIC, facilitando que en la mayoría de las aulas haya un ordenador cada dos alumnos, y que toda la enseñanza pueda ser vehiculada a traves de estos PCs, que funcionan con una versión peculiar de LINUX (“Guadalinex”), ya que la administración andaluza ha optado por el freeware. El cambio de la docencia una vez introducidos los ordenadores puede ser notable, y el transito del centro hacia su nuevo caracter es acompañado por un programa de formación para el profesorado. Si deseas conocer algo más sobre qué es un centro TIC te recomendamos la lectura de Martínez Fernández, Juan Antonio (2004) “La tecnología de la Información y la Comunicación aplicada a la Educación en Andalucia. El papel del profesorado de la especialidad de Plástica” en Actas del VII Simposio de profesores de Dibujo y Artes Plásticas. Sevilla, COLBAAA.
(Nota de la redacción)